

Ayer fue el día del libro. Felicidades, jajaja. Pues creo que es buena ocasión, aunque siempre lo es, para que tomen un libro, el que sea de su agrado, sea corto o muy extenso, no importa. Pero háganlo, de verdad, es una experiencia única. Pues tomando de pretexto este día vuelvo a escribir hablando ahora de otro libro que terminé hace poco. Chesil Beach de Ian McEwan (Anagrama 2008). Tengo una palabra para describir este libro. Glorioso. Me dejó sin palabras.
Es una novela que narra la vida de una pareja recién casada, de hecho la historia comienza en la habitación del hotel donde ellos se hospedan en su noche de bodas. Corre el año de 1962, en Inglaterra, un Inglaterra conservador y opresor. Determinado por una sociedad opaca, casi gris, y no me refiero a que no pasa nada en ella, sino más bien pasa todo, pero nadie quiere darse cuenta. ¿Les es familiar? yo creo que si. Esta pareja, conformada por Edward, un estudiante de Historia que le apasiona aquellos personajes ocultos, que nadie recuerda, ni siquiera los libros, así como el rock, y Florence, una violinista con una carrera en la música muy prometedora, que desea ser libre del yugo de su familia y que ama con vehemencia a su ahora esposo, pero que le aterra consumar su amor, son tan inmaduros pero que su único deseo es huir de la sociedad, y al mismo tiempo formar parte de ella.
A través de la historia, el autor nos narra, además de lo que sucede aquella noche en la habitación en la que se encuentran, su historia de vida, nos presenta a las familias de los esposos, su vida social, su educación, anécdotas que dejaron huella en sus vidas, así como sus inquietudes por el sexo y el amor, dos contextos que en esta novela cobran relevancia, dos temas tan escabrosos para aquella época como para la nuestra. Conforme avanza el relato conocemos a estas dos personas, tan distintas, cada uno se ve de forma diferente y es muy desagradable que precisamente el día de su boda se descubra que lo que cada uno de ellos espera del otro es muy distinto y que el sentimiento que los une no es más que la libertad. Ser adultos por fin y deshacerse de sus familias, que nos enteramos, tienen una historia muy cruda detrás.

La historia es tan sutil, muy oscura por momentos, con toques muy realistas y en ocasiones muy mágicos. El entorno en el que sucede la historia es cálido, un calor veraniego, pero con un contraste muy frío, casi helado. También la atmósfera que se nos presenta es muy solitaria y es perfecta para que los personajes puedan abrirse y contarnos lo que sienten el uno del otro. Los pocos diálogos que hay son tan sublimes, desgarradores y directos, sin tintes rosas, como la vida real. Y es esta realidad tan cercana, tan palpable, la que te engancha al libro.
Florence es encantadora, me fascinó sus inquietudes y ese asco y esa ansiedad que hemos llegado a sentir por lo desconocido. Edward es más franco y duro, pero complementa al otro personaje logrando así una pareja perfecta, perfecta en el sentido que tienen el mundo entre sus manos y que son el uno para el otro, su amor es muy puro, pero que es imposible una verdadera relación, con todo lo que ésta conlleva.

He de agregar que este autor tiene un estilo único, aborda temas que serán eternos, pero desde una perspectiva pasada, donde existían otras costumbres y comportamientos muy distintos al que ahora se viven. Me gusta su prosa, ya que es muy descriptiva, y tiende a contar todo lo que se vive en el contexto que nos narra, desde qué usa el personaje, sus gestos, cómo es el lugar donde se encuentra, sus sentimientos, etc. Otro libro que recomiendo ampliamente del mismo autor es Expiación (Anagrama 2008), el estilo es el mismo, la historia es magnifica, incluso mejor que esta, pero por momentos, casi un capítulo completo es aburrido e incluso tedioso, pero que el lector sigue leyendo para saber como concluirá el problema que se plantea al principio. En esta novela no sucede eso. Sigues y sigues leyendo, pero muy pocas veces es aburrido, de hecho nunca me sentí así.
Espero les haya parecido interesante y lo lean. O lean lo que quieran, pero háganlo.